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Receta:

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Pon en un bol grande los huevos, el azúcar, el aceite de oliva y el zumo de naranja. Añade las 'gaseosillas' y la levadura. Bate todo con energía.

Ahora viene el problema. He puesto 400 gr de harina como referencia, pero esta es una de esas recetas en las que te ponen: Harina, la que admita... y tu te quedas un poco desconcertado. Pero es que en realidad es así. De todas formas, tu pon 400 gr que seguro que te salen bien.

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A los ingredientes anteriores le vas añadiendo la harina poco a poco. Yo la remuevo con una lengua de plástico hasta que se puede manejar. Llegará un momento  en que la masa siga un poco blanda, se pegará un poco en los dedos, pero ya se puede manejar y dar forma. ¡PARA! no pongas más harina. Ese es el punto.

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Ve mojando los dedos en aceite para que no se te pegue la masa y ve dando forma de rosco.

Pon abundante aceite de girasol en una sartén hasta que empiece a humear (lo puedes perfumar con la cascara de una naranja). Fríe los roscos hasta que estén dorados.

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Sácalos con una espumadera y ponlos sobre un papel absorbente. Mezcla azúcar con una cucharadita de canela en polvo y reboza los roscos.

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Parece más lío de lo que es en realidad y el resultado es fantástico.